En las últimas horas, la ciudad de Quito y sus alrededores se han visto azotados por una serie de incendios forestales devastadores, que han dejado en su rastro más de 60 hectáreas de pasto y vegetación consumidas por las llamas.
Más de 20 focos de incendio estallaron en distintas zonas de la capital ecuatoriana, desencadenando una situación de emergencia que movilizó a más de 150 valientes bomberos, respaldados por efectivos de la Policía, las Fuerzas Armadas y el Municipio de Quito, quienes han trabajado incansablemente para controlar y mitigar estos flagelos.
Los incendios, impulsados por fuertes vientos y condiciones climáticas desfavorables, han representado un desafío significativo para las autoridades y los equipos de respuesta de emergencia. Las llamas se propagaron rápidamente, amenazando tanto áreas boscosas como zonas urbanas, lo que obligó a la evacuación de algunas comunidades cercanas por razones de seguridad.
Hasta el momento, no se han reportado víctimas humanas, pero los daños ambientales son significativos, con extensas áreas de vegetación y pasto reducidas a cenizas. Las autoridades han instado a la población a tomar precauciones adicionales y a respetar las restricciones de acceso a áreas afectadas por los incendios.
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