Una empleada, cuya identidad no ha sido revelada, ha ganado una demanda por despido injustificado y ha sido otorgada una indemnización tras ser despedida de su puesto de trabajo.
El origen de este caso se remonta a una situación en la que la empleada divulgó información de carácter privado sobre un supervisor a una amiga, quien utilizó los datos considerados comprometedores para extorsionar al mencionado supervisor. En respuesta a este incidente, la empresa tomó la decisión de despedir a la empleada.
Enfurecida por la acción de su empleadora, la empleada presentó una demanda alegando un despido arbitrario y buscando una indemnización por los perjuicios sufridos como resultado de su terminación laboral. El juez a cargo del caso determinó que no se demostraron incumplimientos que justificaran la pérdida de confianza, concluyendo que no existía una causa legítima para el despido.
El juez argumentó que la imputación que condujo al despido carecía de detalles específicos que permitieran a la empleada conocer con precisión la información que se le había atribuido haber divulgado indebidamente. Además, la Cámara determinó que no se había llevado a cabo una investigación interna por parte de la empleadora para respaldar las acusaciones contra la trabajadora antes de su despido.
En consecuencia, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo desestimó el recurso de apelación sobre la condena de pago de indemnización, sentando un precedente que podría tener implicaciones significativas en casos futuros relacionados con despidos laborales en Argentina. Esta decisión refuerza la importancia de que los empleadores justifiquen adecuadamente los despidos y realicen investigaciones internas antes de tomar medidas drásticas contra sus empleados.