En la provincia de Tungurahua, Ecuador, la comunidad ha tomado la iniciativa de luchar contra la creciente ola de inseguridad que ha afectado a la región. En una respuesta a la delincuencia, líderes comunitarios han advertido que castigarán a quienes cometan delitos en sus comunidades, y la Policía, aunque pide calma, se enfrenta a la difícil tarea de contener la ira popular.
La Sierra Centro, que comprende las provincias de Tungurahua, Cotopaxi, Chimborazo y Pastaza, ha visto cómo cada vez más barrios se organizan para protegerse mutuamente de los delincuentes. Para fortalecer esta red de seguridad, se han instalado alarmas con grandes parlantes en lugares estratégicos y se han creado chats comunitarios que permiten a los vecinos comunicarse y alertarse mutuamente sobre posibles amenazas.
La preocupación por la seguridad se agravó a partir del 13 de octubre, cuando se descubrió que alias ‘Joselo’, presunto líder de Los Lagartos, se escondía en la ciudad de Baños. En respuesta, los líderes comunitarios han instado a los propietarios de viviendas de alquiler a solicitar el pasado judicial de sus inquilinos como medida preventiva.
La falta de confianza en las autoridades ha llevado a las comunidades a unirse en la lucha contra la inseguridad. En Ambato, una ciudad que consta de 320 barrios urbanos y alrededor de 500 rurales, se han celebrado charlas comunitarias y eventos para que los vecinos se conozcan entre sí. Esta unidad se ha traducido en medidas drásticas, como castigos a presuntos delincuentes y la quema de vehículos utilizados por sospechosos.
Felipe Bonilla, presidente de la Federación de Barrios de Ambato, enfatizó la importancia de la unidad en la lucha contra la inseguridad, ya que la confianza en las autoridades ha disminuido debido a la percepción de que los delincuentes son liberados sin consecuencias.
La Policía, por su parte, se encuentra en una situación complicada. El coronel Hernán Miller Rivera, jefe de la Zona Tres de Policía, ha informado que se están investigando al menos 10 casos de presunto linchamiento en coordinación con la Fiscalía. A pesar de ello, no ha habido procesamientos, ya que no se ha presentado ninguna acusación particular. La Policía ha pedido calma y ha solicitado que la comunidad no tome la justicia en sus propias manos, enfatizando la importancia de la preservación de la vida.
Sin embargo, las limitaciones de recursos también plantean un desafío para las fuerzas de seguridad. En Tungurahua, por ejemplo, hay un déficit de al menos 800 policías en comparación con lo que se considera necesario para mantener la seguridad en la región. La comunidad, unida y decidida a no dejarse intimidar por la delincuencia, busca soluciones a sus problemas de inseguridad en medio de la falta de recursos y la necesidad de una acción coordinada entre las autoridades y la comunidad en general.