El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) de Ecuador ha otorgado la certificación de patrimonio cultural inmaterial del país a los “pingulleros” de los valles cercanos a Quito, específicamente en Los Chillos y Tumbaco. Este reconocimiento destaca la importancia de la tradición musical y cultural de quienes ejecutan el pingullo y el tambor mama, instrumentos emblemáticos de la región andina.
El “pingullero”, figura central en esta expresión artística, es la persona encargada de liderar las melodías con el tambor y el pingullo, una pequeña flauta de bambú sin nudos. Este músico no solo marca el ritmo de la danza, sino que también despierta el espíritu festivo en eventos clave como el Inti Raymi, Corpus Christi, tomas de plaza, rituales ancestrales, procesiones y trabajos comunitarios conocidos como “mingas”.
La ceremonia de entrega de la certificación tuvo lugar en la Administración Zonal Los Chillos, donde Rosalino Bautista, “pingullero” de la localidad de Píntag, expresó su agradecimiento a las autoridades competentes por el reconocimiento. Bautista señaló la importancia de preservar las tradiciones de los “pingulleros” con identidad en la comunidad y compartió su aspiración de establecer una escuela para que las generaciones futuras se dediquen a entonar los instrumentos andinos, contribuyendo así a la valorización de la herencia cultural.
Los “pingulleros” reciben distintas denominaciones en diversas localidades del Distrito Metropolitano de Quito. En Alangasí, La Merced, Píntag, Cocotog y Palugo son conocidos como “mama pingulleros”, mientras que en Tumbaco y Amaguaña se les denomina “mamacos tamboneros”.
El pingullo, descrito como una flauta vertical de pico con tres orificios de digitación y una embocadura de bisel, es un instrumento ancestral de origen precolombino. Se encuentra presente en diversas áreas geográficas de la cordillera de los Andes, abarcando territorios en Ecuador, Perú y Bolivia. La caja, un tambor mediano de madera de doble membrana con una piola templada denominada cimbra, acompaña al pingullo en la creación de los ritmos festivos.
Las especificaciones del pingullo y la caja están intrínsecamente vinculadas a los “tonos” que resuenan al compás del corazón durante las festividades locales, destacando la riqueza y diversidad de esta expresión cultural que ahora forma parte oficial del patrimonio cultural inmaterial de Ecuador.
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