Ecuador, destacado como el tercer mayor productor mundial de cacao y el de mayor crecimiento reciente, se encuentra en una posición privilegiada ante el declive de los grandes productores africanos. En los últimos 18 meses, el precio del cacao ha triplicado su valor por tonelada, alcanzando los $6,523 a principios de 2024, marcando así niveles históricos que no se veían desde hace 47 años.
Con una trayectoria ascendente, Ecuador ha experimentado un crecimiento notable en los últimos diez años, pasando de 225,000 a 462,000 toneladas métricas de producción de cacao. Según Alberto Nacer, vicepresidente de Softs Merchandiser – StoneX Group Inc., en las actuales circunstancias, Ecuador emerge como la principal alternativa para la industria mundial, en vista de las dificultades de compra en Costa de Marfil o Ghana, los mayores productores.
Este incremento en los precios del cacao se atribuye a diversos factores, incluyendo la disminución considerable en la producción de países africanos como Costa de Marfil y Ghana, que representan más del 50% de la oferta global. Condiciones climáticas adversas, regulaciones más estrictas de la Unión Europea y problemas estructurales en la producción han contribuido a esta reducción en la oferta.
En contraste, Ecuador destaca por su reputación y calidad reconocida en la industria del cacao. En competencias internacionales como la Cacao of Excellence, productores ecuatorianos como Hacienda San José y Pieandino-Chocolates Familia Vargas han sido premiados entre los diez mejores del mundo. Además, la industria chocolatera ecuatoriana, representada por marcas como Pacari, muestra un crecimiento notable y un compromiso con la sostenibilidad, como lo demuestra su reciente alianza con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para producir chocolate sin deforestación.
El país también se beneficia de un mercado interno eficiente y libre de cacao, donde los agricultores reciben uno de los porcentajes más altos sobre el precio internacional del cacao y se promueve la ausencia de trabajo infantil y forzoso, así como la limitación de la deforestación. Esta combinación de factores hace que Ecuador sea un origen atractivo para la industria del cacao en Europa y Estados Unidos.
Para capitalizar este potencial, Carlos Ribas, economista, sugiere programas específicos de crédito, fomento de la asociatividad, reducción de aranceles y costos distorsivos, así como el impulso a la producción de productos con mayor valor agregado en el sector del cacao.
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