Después de la incursión policial ecuatoriana en la Embajada de México en Quito y la posterior detención del exvicepresidente Jorge Glas, asilado político en la legación, México ha recibido muestras de apoyo de varios países latinoamericanos. Venezuela, Cuba, Honduras y Bolivia han expresado su solidaridad con el país norteamericano ante lo que consideran una violación de normas internacionales.
El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, defendió la operación policial, argumentando que la condena previa contra Glas prevalecía sobre su condición de asilado político, cuya validez fue cuestionada por el mandatario ecuatoriano. Sin embargo, este respaldo no ha sido compartido por otros países de la región.
En un comunicado, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, expresó su solidaridad absoluta con su homólogo mexicano, Andrés Manuel López Obrador, calificando la acción de “barbarie que viola todos los principios del derecho internacional”. Similarmente, el ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, Yvan Gil, trasmitió la solidaridad del presidente Maduro ante lo que denominó “un acto de barbarie”.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, condenó la entrada a la fuerza de la Policía ecuatoriana en la Embajada de México, describiéndola como “una flagrante violación de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, derecho al asilo y a la soberanía de México”.
Por su parte, el presidente de Bolivia, Luis Arce, se sumó a la condena del hecho, calificándolo como algo “sin precedentes en la historia del derecho internacional”. Arce rechazó la transgresión al derecho al asilo y expresó solidaridad con México y su tradición de asilo.
Hasta el momento, ningún país ha expresado apoyo explícito a la actuación del Gobierno de Daniel Noboa en este incidente. La situación ha desencadenado tensiones diplomáticas significativas en la región, con México rompiendo relaciones con Ecuador como respuesta a la violación de su embajada.