Con indignación, la Fundación Cóndor Andino confirmó este 12 de abril la muerte de un cóndor hembra, una especie en peligro de extinción. Fue hallada con 15 perdigones en los páramos de Napo.
El descubrimiento de la emblemática ave tuvo lugar el pasado 7 de abril, durante prácticas pre-profesionales de estudiantes de la Universidad de las Fuerzas Armadas en un área protegida.
Los jóvenes encontraron el cuerpo del cóndor mientras llevaban a cabo una actividad de monitoreo de avifauna. La Fundación Cóndor Andino expresó en un comunicado que “este hecho no solo representa una pérdida individual sino un severo revés en la lucha contra la extinción de la especie”.
Al amanecer del lunes siguiente, un equipo especializado, compuesto por veterinarios, biólogos y comunicadores, realizó una meticulosa inspección del lugar donde se encontró al cóndor. El ave fue localizada boca abajo, lo que llevó al equipo a delimitar y examinar la escena con el máximo respeto y rigor científico, recopilando evidencias que puedan arrojar luz sobre las circunstancias de su muerte.
El cuerpo del ave fue trasladado al Zoológico de Guayllabamba en Quito, donde se llevaron a cabo estudios detallados, incluyendo radiografías que revelaron al menos 15 perdigones en su cuerpo. Este hallazgo, aunque preocupante, no se considera determinante como causa de muerte.
El cóndor fallecido, como muchos antes, presentaba cicatrices de la interacción humana, evidenciadas por los perdigones encapsulados en su cuerpo, aunque no se observaron heridas recientes visibles que pudieran explicar su trágico final. Desde 1970 hasta 2022, la Fundación Cóndor Andino ha documentado 137 casos de afectación a cóndores, siendo el 66% de las muertes causadas por envenenamiento y el 17% por tiroteos.
Esta tendencia subraya la urgente necesidad de acciones de conservación más efectivas y de una mayor colaboración entre entidades gubernamentales, organizaciones no gubernamentales y la comunidad en general, según destaca la Fundación.
La población estimada de cóndores andinos es alarmantemente baja, con menos de 150 individuos registrados en estado libre, según el último censo realizado en 2018.