En documentos judiciales recientemente divulgados, AstraZeneca ha admitido la posibilidad de que su vacuna contra el COVID-19 pueda desencadenar una condición poco frecuente pero potencialmente mortal de coagulación sanguínea. Este reconocimiento podría dejar expuesta a la gigante farmacéutica británica a enfrentar demandas por decenas de millones de dólares interpuestas por familiares de individuos afectados o fallecidos tras la inoculación.
Abogados representantes de un grupo de demandantes en acciones legales colectivas sostienen que algunos casos podrían tener un valor de hasta $25 millones, calificando la vacuna de la empresa, con sede en Cambridge, como “defectuosa”, según informa el Daily Mail. AstraZeneca, que está impugnando estas reclamaciones, admitió en un documento legal emitido en febrero la posibilidad de que su vacuna pueda, en casos muy raros, ocasionar el síndrome de trombosis con trombocitopenia, o TTS, que puede resultar en graves daños o incluso la muerte.
Aunque esta complicación había sido mencionada como un posible efecto secundario desde el lanzamiento de la vacuna, la admisión de AstraZeneca en febrero marca la primera vez que la empresa reconoce este problema en un tribunal, según informa The Telegraph. Hasta ahora, se han presentado 51 casos en el Tribunal Superior de Londres, estimados en un valor total de alrededor de $125 millones.
Uno de los demandantes es Jamie Scott, ingeniero informático y padre de dos hijos, quien sufrió una lesión cerebral permanente debido a un coágulo sanguíneo después de recibir la vacuna en abril de 2021. Su esposa, Kate, expresó la esperanza de que el reconocimiento por parte de la compañía agilice su caso y aseguró que buscan una disculpa y una compensación justa para su familia y otras afectadas. “Tenemos la verdad de nuestro lado y no nos rendiremos”, afirmó a The Washington Post.
AstraZeneca, en una declaración oficial, expresó su empatía hacia cualquier persona presuntamente perjudicada por la vacuna, pero defendió su producto como seguro en general, señalando que las complicaciones son extremadamente raras. La vacuna COVID-19 de AstraZeneca fue aprobada por primera vez para uso de emergencia en diciembre de 2020. De los 50 millones de dosis administradas en el Reino Unido durante la crisis, 81 personas han fallecido por coágulos sanguíneos potencialmente relacionados con la vacuna, según datos de salud compilados por la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios del Reino Unido.
A pesar de estas preocupaciones, se estima que la vacuna de AstraZeneca ha salvado hasta 6 millones de vidas en todo el mundo durante la pandemia, según la Universidad de Oxford, que colaboró en el desarrollo de la inoculación.