La fiscal general Diana Salazar, quien se encuentra en la mira de un juicio político en la Asamblea Nacional, ha dado un paso al frente para abordar públicamente las preocupaciones que rodean su situación.
En un video compartido en sus redes sociales, Salazar no solo expresó su inquietud por su propia integridad y la de su familia, sino que también reiteró su compromiso inquebrantable de combatir la corrupción en Ecuador.
En el contexto de este mensaje, reveló un aspecto particularmente alarmante: su inclusión en la lista de objetivos marcados por los mismos criminales que perpetraron el asesinato de Fernando Villavicencio. Este giro de los acontecimientos ha puesto en peligro no solo su seguridad personal, sino también su libertad de movimiento y la dinámica familiar.
La vida cotidiana de la fiscal ha sido alterada de manera significativa, con medidas de seguridad que la mantienen prácticamente bajo arresto domiciliario.
Este cambio drástico no solo afecta su libertad, sino que también plantea interrogantes sobre el ejercicio efectivo de sus funciones como fiscal general en un entorno de constante amenaza.
A pesar de estos desafíos, Salazar enfatizó que continuará cumpliendo con sus responsabilidades y enfrentando cualquier intento de obstrucción a su labor. Sin embargo, su preocupación por el futuro se centra en el potencial de que los individuos detenidos y procesados durante su mandato busquen recuperar su libertad una vez que ella deje el cargo.
Además de los desafíos relacionados con la seguridad, Salazar también destacó la violencia política y los insultos racistas que ha enfrentado, especialmente debido a su género y origen étnico.
Este tipo de ataques no solo son un reflejo de la misoginia y el racismo arraigados en la sociedad, sino que también subrayan los obstáculos adicionales que enfrentan las mujeres negras en posiciones de liderazgo.
Aunque Salazar ha descartado cualquier aspiración presidencial para las elecciones de 2025, su compromiso con la lucha contra la corrupción sigue siendo firme.
Después de dejar su cargo en abril de ese año, planea dedicar más tiempo a su familia, pero su voz y su influencia continuarán siendo importantes en la esfera pública ecuatoriana.