China ha vuelto a captar la atención mundial con su programa espacial Chang’e, que lleva años demostrando el compromiso del país con la exploración lunar. El interés chino en la Luna comenzó a principios de los 2000 con la creación de este programa, nombrado en honor a la diosa de la Luna de la mitología china, y que lanzó su primera misión, Chang’e 1, en 2007. Desde entonces, el país ha realizado importantes avances, culminando recientemente con el exitoso alunizaje de la misión Chang’e 6.
El programa Chang’e ha cosechado logros significativos en sus misiones anteriores. En 2019, Chang’e 4 se convirtió en la primera misión en aterrizar en la cara oculta de la Luna, marcando un hito histórico. Posteriormente, Chang’e 5 recolectó muestras lunares en 2020 y las trajo de vuelta a la Tierra, un logro impresionante en la exploración espacial.
Chang’e 6: Un Alunizaje Histórico
La misión Chang’e 6 ha continuado esta tradición de éxitos al lograr un alunizaje exitoso en la cara oculta de la Luna. Este logro representa la segunda misión de China para el retorno de muestras lunares, siguiendo el éxito de Chang’e 5, que trajo 1,73 kilos de material lunar en 2020. La colaboración internacional ha sido un aspecto destacado de esta misión, con contribuciones de la Agencia Espacial Europea, Francia, Italia y Pakistán.
Lanzada el 3 de mayo a bordo de un cohete Long March 5, la nave Chang’e 6 entró en órbita lunar cinco días después y aterrizó en la Cuenca Aitken del polo sur lunar, una región de gran interés científico debido a la posible presencia de agua helada. Esta área fue seleccionada por su exposición moderada a la luz solar y su capacidad para mantener comunicaciones fiables, facilitando las operaciones de la nave y la transmisión de datos a la Tierra.
Para superar los desafíos de comunicación en la cara oculta de la Luna, China ha utilizado el satélite de retransmisión Queqiao-2, lanzado en marzo, que es esencial para mantener la comunicación entre la nave y la Tierra.
La nave permanecerá en la Luna durante tres días, equipada con avanzadas herramientas para perforar y recoger aproximadamente dos kilogramos de muestras del suelo lunar. Entre estas herramientas se incluyen una cámara panorámica y un radar lunar, que también realizarán evaluaciones geológicas detalladas del área.
Una vez completada la recolección, las muestras serán lanzadas a la órbita lunar y transferidas a la cápsula de reentrada del módulo para su retorno a la Tierra. Se espera que la cápsula aterrice en Mongolia Interior el próximo 25 de junio. Si todo sale según lo previsto, las muestras serán enviadas a un laboratorio en Pekín para su análisis detallado.
Este éxito reafirma el papel de China como un líder emergente en la exploración espacial y destaca la importancia de la colaboración internacional en la conquista de nuevos horizontes científicos.