Los Lobos han ganado terreno desde el fatídico crimen de Jorge Luis Zambrano, alias Rasquiña, líder de Los Choneros. Este grupo, desprendido de su afiliación original, se ha unido al cartel mexicano Jalisco Nueva Generación, obteniendo así suministros de drogas, armas, explosivos y financiamiento para atraer a funcionarios públicos.
Un informe militar revela que Los Lobos cuentan con entre siete mil y ocho mil miembros, extendiendo su presencia a 18 de las 24 provincias ecuatorianas, con cinco de estas albergando sus centros de operaciones criminales.
En Azuay, controlan la minería ilegal y el tráfico de armas, mientras que en El Oro, sus actividades criminales se centran en Machala, Portovelo, Huaquillas, Pasaje y Zaruma. En Imbabura, dominan la minería ilegal, especialmente en Buenos Aires.
Manabí es testigo del tráfico de drogas, sicariato, extorsión y secuestros perpetrados por Los Lobos, mientras que en Guayas, operan en el transporte internacional de cocaína, además de llevar a cabo secuestros, extorsiones y ataques con explosivos a instalaciones policiales.
Se ha identificado que también tienen intereses en camaroneras, bananeras y empresas de seguridad para la adquisición de armas, como fusiles y subametralladoras.
Aunque no se conoce la cifra exacta de su fortuna, se estima que solo en Camilo Ponce Enríquez, Los Lobos generan al menos un millón de dólares al mes en minería ilegal y extorsiones. Sin embargo, investigaciones periodísticas sugieren que podrían obtener hasta 3,6 millones de dólares mensuales.
Las sanciones impuestas por Estados Unidos a Los Lobos y su líder, alias Pipo, han sido celebradas por el Gobierno ecuatoriano. Estas medidas bloquean propiedades e intereses de los sancionados en territorio estadounidense y prohíben cualquier transacción con ellos. Según la administración de Joe Biden, Los Lobos están implicados en narcotráfico, sicariato y minería ilegal, además de brindar servicios de seguridad al Cártel de Jalisco Nueva Generación en su búsqueda por controlar las rutas de tráfico de cocaína en Guayaquil.
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