Este mes de junio comenzarán las obras para la construcción de una cárcel en Ecuador, inspirada en el ‘modelo Bukele’ de El Salvador. Luis Zaldumbide, director del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Privadas de Libertad (SNAI), confirmó la información en una entrevista con TC Televisión. La construcción de la prisión, ubicada en la costera provincia de Santa Elena, tendrá un costo de USD 52 millones.
Zaldumbide indicó que el proceso de construcción tomará unos 300 días, por lo que la inauguración de la nueva cárcel está prevista para 2025. Esta prisión es una de las dos que el presidente Daniel Noboa prometió construir siguiendo el ejemplo del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot) de El Salvador, aunque con una capacidad significativamente menor. Mientras que Cecot puede albergar hasta 40,000 presos, las nuevas cárceles ecuatorianas tendrán capacidad para 736 reclusos cada una.
Suspensión del Proyecto en Pastaza
El proyecto para la segunda cárcel, planeada en la provincia amazónica de Pastaza, está actualmente suspendido. El gobernador de Pastaza, Rolando Ramos, explicó en una entrevista con Nina Radio que, aunque los fondos para su construcción ya han sido asignados, el inicio de las obras está detenido. “El proyecto requiere aproximadamente 60 o 70 millones de dólares y aún no se ha determinado la fecha de inicio”, afirmó Ramos.
Ambos recintos contarán con tecnología avanzada, incluyendo inhibición de señal celular y satelital, sistemas electrónicos de control de acceso, triple seguridad perimetral y autogeneración eléctrica. Estas características son inéditas en las prisiones ecuatorianas actuales. El objetivo del presidente Noboa es recluir a los líderes de las bandas criminales en estas nuevas cárceles para recuperar el control del sistema penitenciario, actualmente dominado por estos grupos.
La construcción de estas cárceles surge en respuesta a una serie de violentos incidentes en las prisiones ecuatorianas. Entre 2021 y 2023, más de 500 presos fueron asesinados en una serie de masacres carcelarias provocadas por disputas entre bandas rivales. Ante esta situación, el presidente Noboa decretó un estado de excepción y ordenó la militarización de las cárceles para combatir el crimen organizado.
Noboa ha elevado la lucha contra las bandas criminales a la categoría de “conflicto armado interno”, catalogando a estos grupos como terroristas y actores beligerantes no estatales. Este enfoque busca abordar el aumento de la violencia criminal que ha colocado a Ecuador entre los países más violentos de Latinoamérica
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