En un avance significativo, científicos han identificado un gen asociado con la obesidad, revelando que esta condición no solo depende de la dieta y el ejercicio, sino también de factores genéticos.**
“Las causas de la obesidad son muy complejas y, en la mayoría de los casos, se deben a una combinación de factores. Sin embargo, en este estudio hemos encontrado un desencadenante genético claro de la obesidad”, explicó el Dr. Mattia Frontini, investigador principal de la Fundación Británica del Corazón y profesor asociado de Biología Celular en la Universidad de Exeter, Reino Unido.
El estudio, publicado en la revista académica *Med*, utilizó datos del Biobanco del Reino Unido, una vasta base de datos biomédica que realiza un seguimiento a largo plazo de la salud de miles de personas. Los investigadores compararon a individuos con dos copias defectuosas del gen SMIM1 con aquellos sin esta mutación. Los resultados mostraron que las mujeres con la mutación pesaban 4,6 kilos más, y los hombres 2,4 kilos más.
Las copias defectuosas del gen SMIM1 provocan una disminución de la función tiroidea y un menor gasto energético, lo que resulta en un mayor almacenamiento de grasa, explicó Frontini.
El Dr. Philipp Scherer, director del Centro de Diabetes Touchstone en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, calificó el estudio como emocionante: “Este hallazgo pone un nuevo gen en el mapa. Se trata de un gen real, y no solo de un locus genómico con una mutación desconocida”.
A pesar de que esta mutación genética es rara, afectando aproximadamente a 1 de cada 5,000 personas, el descubrimiento tiene implicaciones significativas. “Multiplicado por una población de 10 o 15 millones, hay muchas personas que podrían estar lidiando con esta mutación sin saberlo”, añadió Scherer.
La disfunción tiroidea, común en el Reino Unido, afecta a casi el 2% de la población y se trata regularmente con medicamentos accesibles. Los investigadores planean determinar si las personas con la mutación SMIM1 pueden beneficiarse de estos tratamientos. “Realizaremos un ensayo clínico aleatorizado para evaluar si el tratamiento mejora la calidad de vida de estas personas”, dijo Frontini.
El Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Digestivas y Renales subraya que el peso corporal está determinado por múltiples factores, incluidos hábitos de vida, horas de sueño, medicación, problemas de salud, entorno y genética. Aunque los factores genéticos y los tratamientos potenciales siguen en estudio, la mejor estrategia actual para el tratamiento médico de la obesidad es la medicación con GLP-1.
Las dietas severamente restrictivas no son la solución, afirma Brooke Alpert, dietista titulada. Demonizar alimentos puede incrementar los antojos y llevar a un ciclo de restricción y atracones, explicó. Emily Feig, becaria posdoctoral del Hospital General de Massachusetts, recomienda un enfoque gradual y sostenible para cambios en el estilo de vida, manteniendo una relación sana con la comida.
Este nuevo estudio no solo abre una puerta hacia el entendimiento de la obesidad desde una perspectiva genética, sino que también apunta a futuros tratamientos que podrían mejorar significativamente la calidad de vida de quienes padecen esta condición.