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¿CÓMO ES LA CÁRCEL FEDERAL DE OAXACA, MÉXICO, MODELO QUE BUSCA REPLICAR DANIEL NOBOA EN SANTA ELENA?

Nacional
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El Gobierno de Daniel Noboa ha iniciado la construcción de la cárcel del Encuentro en Santa Elena, programada para inaugurar en abril de 2025. Aunque se han mantenido en reserva las características específicas de esta prisión, se sabe que Noboa busca replicar modelos internacionales, como los de México y Estados Unidos.

Inicialmente, Noboa había considerado construir megacárceles al estilo del Centro de Confinamiento del Terrorismo de Nayib Bukele en El Salvador. Sin embargo, recientemente se mencionó la adopción de estándares internacionales observados en centros como el Centro Federal de Readaptación Social número 13 en Oaxaca, México, y ADX Florence en Estados Unidos, donde está recluido el narcotraficante Chapo Guzmán.

La elección de la cárcel de Oaxaca como referencia ha llamado la atención de expertos mexicanos consultados por Ecuavisa.com, quienes destacan su equipamiento con tecnología de vanguardia. Aunque no sea la más grande ni influyente en México, esta instalación federal en Miahuatlán de Porfirio Díaz, establecida en 2013, se especializa en delitos graves como la delincuencia organizada y cuenta con capacidades avanzadas de control y vigilancia tecnológica.

Karen Demerutis, directora del programa de Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico de Monterrey, enfatiza que la decisión de Ecuador probablemente se basa en estas características tecnológicas avanzadas, esenciales para el manejo seguro y efectivo de las instalaciones penitenciarias.

La cárcel del Encuentro en Santa Elena, con una inversión de USD 52 millones, está diseñada con tecnología de punta, incluyendo sistemas biométricos para el control de acceso, monitoreo en tiempo real, y un robusto sistema de seguridad perimetral. Este enfoque tecnológico también abarca la implementación de un data center, bloqueadores de señal celular, y equipos de inspección avanzada para garantizar un control riguroso dentro del penal.

A pesar de estos avances, Demerutis advierte que la efectividad de un modelo penitenciario no depende solo de la tecnología, señalando preocupaciones en México sobre el trato a los reclusos y el cumplimiento de estándares internacionales de derechos humanos.

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