Los habitantes de Quilloturo, en Baños de Agua Santa, enfrentan un futuro incierto tras el devastador derrumbe del 16 de junio de 2024, que dejó 14 muertos y enterró bajo toneladas de lodo sus hogares, cultivos y sueños. La tragedia ha dejado a la comunidad sin un lugar al cual regresar, cargados de deudas y con promesas de reubicación aún por cumplirse.
El deslizamiento que arrasó Quilloturo, en la parroquia Río Verde, ha dejado cicatrices profundas. Las lluvias incesantes que precedieron al desastre dieron lugar a una tragedia que los sobrevivientes nunca podrán olvidar. Piedad, una joven de 18 años, recuerda cómo la montaña se desprendió y enterró todo a su paso, mientras ella, embarazada, escapaba del lodo con la ayuda de su esposo.
La comunidad, alguna vez vibrante y llena de vida, ahora es un paisaje desolador, marcado por montículos de escombros y cruces que rinden homenaje a quienes perdieron la vida.
Deysi Chicaiza, una de las sobrevivientes, lamenta la pérdida de sus cultivos, muchos de los cuales estaban listos para ser cosechados. “Nos quedamos con deudas y sin nada”, dice, reflejando la desesperación que sienten muchos de los desplazados. Ahora deben buscar trabajos temporales en terrenos ajenos para poder sobrevivir.
Las autoridades prometieron reubicar a los damnificados en un lugar seguro, pero esas promesas se han convertido en una fuente de frustración. No hay fecha establecida ni un sitio fijo para la reubicación, lo que ha dejado a las familias en un limbo, obligadas a permanecer en albergues donde las donaciones se han reducido y la vida es cada vez más difícil.
William Freire, presidente del Gobierno Parroquial de Río Verde, menciona que se están buscando lugares para reubicar a unas 165 familias, incluyendo a los afectados de Quilloturo y El Placer. Sin embargo, la falta de certezas y la prolongada espera solo han aumentado la desesperanza.
El ministro de Desarrollo Urbano y Vivienda, Humberto Plaza, anunció una inversión de USD 4 millones para construir 145 viviendas en la comunidad Los Martínez, en la parroquia Río Negro. Estas viviendas, prometidas como gratuitas, serán construidas en un terreno de nueve hectáreas y se espera que también puedan ser utilizadas con fines turísticos. Sin embargo, la falta de una fecha concreta para el inicio de las obras mantiene a los damnificados en la incertidumbre.
Mientras las promesas siguen sin materializarse, los habitantes de Quilloturo continúan enfrentando el arduo desafío de reconstruir sus vidas, con la esperanza de que algún día puedan volver a tener un lugar al cual llamar hogar.
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