La viruela del mono, declarada emergencia sanitaria internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una enfermedad que, aunque similar a la viruela tradicional, presenta una sintomatología generalmente más leve, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
El cuadro clínico de la viruela del mono inicia con fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, dolor de espalda, escalofríos, inflamación de los ganglios linfáticos —un síntoma que distingue a esta enfermedad de la viruela común— y agotamiento. A los tres días de haberse presentado la fiebre, puede aparecer un sarpullido en las manos, pies, rostro y otras partes del cuerpo, que evoluciona en lesiones cutáneas que forman costras.
El periodo de incubación de la viruela del mono, es decir, el tiempo que transcurre desde la infección hasta la aparición de síntomas, oscila entre 7 y 14 días, aunque puede variar entre 5 y 21 días. La enfermedad suele durar de 2 a 4 semanas, según los CDC.
La transmisión del virus se produce principalmente a través del contacto estrecho con personas o animales infectados. También puede ocurrir por medio de objetos contaminados, como prendas de vestir o ropa de cama utilizadas por el paciente.
Ante la propagación de la viruela del mono, las autoridades sanitarias subrayan la importancia de la prevención y la vigilancia epidemiológica para controlar la expansión de esta enfermedad.