En un inusual y conmovedor tributo, la comunidad de Llikakama, en Salasaca, Tungurahua, despidió a Juan Carlos Jerez, asesinado en Quito, con una celebración que mezcló el duelo y la alegría. Jerez, quien perdió la vida defendiendo a su hermano de extorsionadores, fue honrado con el cumpleaños número tres de su sobrino, un niño que él adoraba.
El trágico incidente ocurrió el 16 de agosto en Quito, cuando Juan Carlos intentó salvar a su hermano Edwin de un secuestro orquestado por delincuentes. En un acto de valentía, recibió un disparo en la cabeza, lo que acabó con su vida de manera abrupta. Tras la tragedia, su cuerpo fue trasladado a Salasaca, donde su familia decidió combinar el funeral con la celebración del cumpleaños de su sobrino, una decisión que sorprendió y conmovió a la comunidad.
Durante el velorio, la familia Jerez organizó un banquete con productos locales, bocadillos y una torta, en honor al pequeño, cuya relación con Juan Carlos era muy especial. Carlos Jerez, padre de la víctima, explicó que la celebración fue una forma de despedir a su hijo con un gesto que él hubiera apreciado.
El sepelio de Juan Carlos está previsto para el 20 de agosto, mientras que la familia y amigos exigen justicia. Carmen Lagua, amiga cercana, y Sandra Ainaguano, otra conocida, pidieron que se investigue a fondo el crimen y se sancione a los responsables. Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), también expresó su solidaridad con la familia y condenó el aumento de la violencia en el país.