Durante años, las denominadas ‘marcas de lujo’ como Gucci, Louis Vuitton, Prada o Burberry han sido sinónimo de riqueza y exclusividad. Sin embargo, la realidad es que estas marcas no están dirigidas a los ultra ricos, sino a la clase media que busca proyectar una imagen de estatus elevado.
Equipos de marketing de estas firmas han admitido que su mercado objetivo no son los multimillonarios, sino aquellos que desean aparentar tener más dinero del que realmente poseen. Justin Lahart, columnista de The Wall Street Journal, señala que vender exclusivamente a la élite más rica no es sostenible; este segmento es demasiado pequeño para mantener estas marcas a flote.
Estas marcas utilizan una táctica conocida como sesgo precio-valor, donde un precio más alto se traduce en una percepción de mayor valor. Esta estrategia ha convencido a muchos de que los productos de lujo son inherentemente superiores, cuando en realidad, este es un truco para apelar a quienes buscan aumentar su autoestima a través de compras ostentosas.
Aunque los ricos sí compran productos de lujo, suelen adquirir artículos realmente exclusivos, no los que son masivamente reconocidos. Es la clase media la que invierte una porción significativa de sus ingresos en estas marcas, buscando con ello un símbolo de estatus.
En el mundo del lujo extremo, existen marcas que son prácticamente desconocidas para el público general, pero que son favoritas entre los ultra ricos. Estas marcas, que incluyen nombres como Brunello Cucinelli, Stefano Ricci, y Loro Piana, cultivan una verdadera exclusividad, enfocándose en calidad y artesanía en lugar de publicidad masiva.
Por ejemplo, Brunello Cucinelli, conocido como el “Rey de la Cachemira”, viste a titanes de Silicon Valley como Jeff Bezos y Mark Zuckerberg. Stefano Ricci, por su parte, ha sido la elección de líderes mundiales como Nelson Mandela, mientras que Loro Piana sigue siendo la preferida de figuras como Bill Clinton y David Beckham.
Las verdaderas marcas de lujo no necesitan exhibirse en alfombras rojas o mediante celebridades en comerciales. Su exclusividad reside en su discreción y la altísima calidad de sus productos, elementos que las hacen irresistibles para quienes realmente pueden permitirse lo mejor. Para los ultra ricos, el lujo no es una etiqueta, sino una experiencia auténtica e inimitable.