A pesar de que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela ha validado la controvertida reelección de Nicolás Maduro, las críticas y cuestionamientos persisten tanto a nivel internacional como dentro de la misma corriente política a la que pertenece el presidente venezolano.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, no ha reconocido aún la reelección de Maduro, señalando que es necesario esperar la publicación de las actas electorales para validar los resultados. “Vamos a esperar que den a conocer las actas”, insistió el mandatario mexicano, sin unirse al rechazo expresado por 11 países de América, entre ellos Ecuador, contra el fallo del TSJ venezolano.
En contraste, el presidente de Chile, Gabriel Boric, ha sido contundente en su rechazo al proceso electoral en Venezuela, calificando al gobierno de Maduro como una dictadura. “Hoy el TSJ de Venezuela termina de consolidar el fraude”, afirmó Boric, subrayando que no tiene dudas de que se trata de un régimen que manipula elecciones, reprime a la oposición y es indiferente al éxodo masivo de venezolanos, comparable solo con el de Siria en tiempos de guerra.
La postura de Boric lo ha distinguido de otros líderes progresistas de la región, como el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva y el colombiano Gustavo Petro, quienes hasta ahora no se han pronunciado sobre la validación de la reelección de Maduro.
La controversia se agrava por la decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de proclamar a Maduro como ganador sin haber publicado los resultados desagregados, una medida que estaba prevista en el cronograma electoral y que ha sido demandada por gran parte de la comunidad internacional.