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HENRY MERCHÁN REEMPLAZA EL ESTRUENDO DE LAS BALAS POR LA ARMONÍA DE LOS VIOLINES EN LAS ZONAS MÁS PELIGROSAS DE GUAYAQUIL

Henry Merchán, un músico y profesor comprometido, ha transformado su pasión por la música en una herramienta de cambio social, llevando la melodía de los violines a los rincones más conflictivos de Guayaquil. Como parte del equipo de la Fundación Huancavilca, Merchán enseña música académica a niños de escasos recursos en Monte Sinaí, Socio Vivienda y el Guasmo, sectores asolados por la violencia.

El compromiso de Merchán con esta misión quedó sellado desde su primer día de clases en Socio Vivienda, cuando un enfrentamiento armado entre la Policía y delincuentes lo obligó a proteger a sus pequeños alumnos. Lejos de intimidarse, este incidente reforzó su determinación de ofrecer a los niños una alternativa a la violencia que los rodea.

“Claro que hay temor, es normal. Pero es más grande el deseo de que los chicos puedan superarse y salir de las dinámicas de la violencia”, afirma Merchán, quien desde 2017 ha impartido clases de violín a más de un centenar de niños, algunos de los cuales ya forman parte de orquestas juveniles en la ciudad.

Las clases gratuitas se imparten en espacios improvisados, como casas abandonadas y patios prestados por la comunidad. A pesar de las adversidades, Merchán continúa con su labor, convencido del poder transformador del arte. Su propia historia, marcada por su formación en la Orquesta Sinfónica del Guasmo, es testimonio del impacto que la música puede tener en la vida de estos niños.

El desafío de enseñar música en estas zonas no es menor. En Monte Sinaí, donde la violencia ha escalado a niveles alarmantes, Merchán y su equipo han tenido que replegar posiciones para garantizar la seguridad de sus alumnos, moviendo las clases a áreas ligeramente menos peligrosas. Aun así, el riesgo persiste, y Merchán subraya la necesidad de mayor inversión en infraestructura artística y deportiva para brindar estabilidad a este tipo de iniciativas.

Mientras la violencia sigue amenazando con acallar toda esperanza, Henry Merchán continúa firme en su convicción de que el arte y la cultura tienen el poder de cambiar destinos, un poder que él mismo ha experimentado y que ahora transmite a las nuevas generaciones.

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