Ecuador se encuentra inmerso en una crisis eléctrica sin precedentes desde 2010, exacerbada por la antigüedad de su parque termoeléctrico. Más de un tercio de las plantas termoeléctricas del país tienen entre 30 y 52 años de antigüedad, lo que las convierte en una constante fuente de problemas, ya sea por reparaciones continuas o por estar fuera de servicio. Esta situación crítica ha puesto al país en jaque justo cuando la demanda eléctrica es mayor debido a la escasez de agua, afectando la operación de las principales plantas hidroeléctricas.
El parque termoeléctrico, alimentado por combustibles fósiles, es esencial para suplir la demanda eléctrica de Ecuador durante la época de estiaje, que tradicionalmente ocurre entre octubre y marzo. Sin embargo, desde 2023, el país ha enfrentado escenarios climáticos más severos, con sequías que comenzaron antes de lo esperado, extendiéndose por más tiempo y reduciendo drásticamente la generación hidroeléctrica. Los primeros signos de la sequía de 2024 ya son visibles desde agosto, y el parque termoeléctrico no está preparado para enfrentar esta crisis.
Según el Plan Maestro de Electricidad, publicado en agosto de 2024, 13 plantas termoeléctricas de Ecuador fueron puestas en funcionamiento en las décadas de los 70, 80 y 90. Este envejecimiento explica, en gran parte, la alta indisponibilidad del parque termoeléctrico. En 2022, por ejemplo, de los 1.796 megavatios de capacidad instalada, 628 megavatios estuvieron fuera de servicio, representando el 13% de la oferta eléctrica nacional.
Frente a este escenario, el Plan Maestro de Electricidad ha propuesto varias estrategias para mejorar la confiabilidad del parque termoeléctrico durante los críticos meses de estiaje. Para el periodo octubre 2024 – marzo 2032, se necesitarán 400 megavatios adicionales de generación firme. Además, entre octubre 2025 y marzo 2028, se requerirán 300 megavatios más para asegurar la estabilidad del sistema. También se prevé la urgente reposición o repotenciación de las termoeléctricas que ya han cumplido su ciclo de vida.
Para fortalecer el parque termoeléctrico, se estima una inversión total de USD 825 millones. De este monto, USD 445 millones se destinarán a la construcción de dos bloques de generación firme, mientras que USD 380 millones se utilizarán para renovar las plantas que ya han cumplido su vida útil.
En junio de 2024, la Corporación Eléctrica de Ecuador (Celec) lanzó cinco concursos, de los cuales cuatro fueron adjudicados, mientras que uno quedó desierto. En total, se contrataron 341 megavatios que entrarán en operación entre septiembre de 2024 y febrero de 2025. De estos, 110 megavatios provendrán del alquiler de una barcaza a la empresa turca Karpowership por un periodo de 18 meses.
El gobierno también ha anunciado una segunda ronda de licitación para contratar hasta 788 megavatios adicionales, que incluirá el alquiler de una o dos barcazas más y la compra de motores adicionales. Esta semana se lanzará oficialmente esta segunda fase, con la esperanza de mitigar los efectos de la crisis energética que afecta al país.
Ecuador se enfrenta a un desafío monumental que requiere no solo inversiones inmediatas, sino también una planificación a largo plazo para asegurar la estabilidad energética y evitar que situaciones como la actual se repitan en el futuro.
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