El 4 de septiembre, un tiroteo en la escuela secundaria Apalachee, en Winder, Georgia, conmocionó a Estados Unidos. El atacante, un joven de 14 años, se encuentra bajo custodia y enfrentará cargos de asesinato, siendo juzgado como adulto, según informaron las autoridades locales.
El incidente dejó al menos cuatro muertos y 30 personas afectadas, según la policía. Además, nueve heridos de bala fueron trasladados a un hospital cercano. Las autoridades han confirmado que el sospechoso está detenido y vivo, pero no se han revelado detalles sobre el arma utilizada ni el número exacto de disparos efectuados.
La Oficina del Sheriff del Condado de Barrow indicó que se han reportado víctimas, pero aún no se ha determinado si el atacante tenía algún vínculo con ellas. La investigación continúa para esclarecer estos aspectos.
En respuesta a la tragedia, el presidente Joe Biden expresó su pesar y renovó su llamado a prohibir las armas de asalto, destacando que los estudiantes están aprendiendo a esconderse en lugar de enfocarse en su educación. El secretario de Justicia, Merrick Garland, también manifestó su devastación por el impacto en las familias afectadas.
Imágenes locales mostraron la evacuación de la escuela, con estudiantes agrupados en un terreno deportivo. Sergio Caldera, un estudiante de 17 años, relató que su profesora abrió la puerta del aula al escuchar el caos, solo para recibir una advertencia de otro profesor sobre el atacante armado.
Este trágico evento subraya la persistente crisis de violencia armada en las escuelas de Estados Unidos, un problema que sigue afectando al país de manera alarmante.