La crisis eléctrica en Ecuador continúa agravándose, y el sistema energético del país se encuentra cada vez más vulnerable, lo que podría derivar en nuevos racionamientos de luz durante lo que queda de 2024.
Según el Operador Nacional de Electricidad (Cenace), Ecuador enfrenta un déficit de 1.080 megavatios (MW) de potencia, mientras la demanda se sitúa entre los 4.000 y 4.500 MW. Aunque la reciente contratación de una barcaza turca de generación eléctrica de la empresa Karpowership, que costó USD 114 millones, aporta 100 MW al sistema, representa solo el 10% de lo necesario para cubrir el déficit. “No cambia mucho el escenario actual”, señala Diego Morales, presidente del Colegio de Ingenieros Eléctricos de Azuay, quien enfatiza la necesidad de medidas más robustas para enfrentar esta situación crítica.
El embalse de Mazar: una alarma en la crisis energética
Uno de los factores que agrava la situación es la preocupante caída del nivel de agua en el embalse de la central hidroeléctrica Mazar, ubicada entre las provincias de Azuay y Cañar. Durante septiembre de 2024, el agua en Mazar ha estado descendiendo casi un metro por día, advierte Morales. El 1 de septiembre, la cota del embalse era de 2.138,8 metros sobre el nivel del mar, y para el 8 de septiembre ya había bajado a 2.131 msnm. Si esta tendencia continúa, en aproximadamente 17 días, el embalse podría alcanzar los 2.115 msnm, el nivel mínimo para que la central hidroeléctrica siga operando.
La última vez que el embalse llegó a niveles críticos fue en octubre de 2023, cuando el agua alcanzó los 2.120 msnm, lo que forzó al gobierno de Guillermo Lasso a anunciar racionamientos de luz, los cuales se extendieron hasta diciembre. Morales advierte que si el embalse llega a los 2.115 msnm, se generaría la entrada de sedimentos que dañaría las turbinas de la central, aumentando la probabilidad de apagones.
Efectos de la sequía: disminución histórica en el caudal del río
La situación es aún más crítica debido a la baja histórica en el caudal de agua que ingresa a la hidroeléctrica. Ricardo Buitrón, especialista en el sector eléctrico, informa que el 8 de septiembre de 2024 se registró un ingreso de solo 15,4 metros cúbicos por segundo, el nivel más bajo desde que se tiene registro. El promedio histórico para el período 1983-2011 era de 21,7 metros cúbicos por segundo.
Riesgo de cortes programados y las consecuencias en el sistema eléctrico
El embalse de Mazar alimenta un complejo de tres centrales hidroeléctricas que operan en cascada: Mazar, Paute-Molino y Sopladora, las cuales generan el 38% de la demanda energética nacional (1.756 MW). La disminución en el nivel del agua pone en riesgo la operatividad de este complejo, incrementando las posibilidades de que el gobierno decrete nuevos cortes de luz programados.
Además, las importaciones de energía desde Colombia, que han sido clave para paliar la crisis, han disminuido debido a restricciones impuestas por el propio gobierno colombiano, que también enfrenta una sequía. El 15 de agosto de 2024, Ecuador importó 449 MW de Colombia, pero para el 8 de septiembre esa cifra cayó a 382 MW, complicando aún más la situación energética.
Medidas urgentes y perspectivas futuras
Ante este panorama, los expertos urgen al gobierno a acelerar la contratación de más energía de emergencia y a invertir en la recuperación de las termoeléctricas. Además, proponen que Ecuador negocie con Colombia para asegurar la exportación máxima de su capacidad.
Desde que inició la crisis eléctrica en octubre de 2023, los niveles de agua en el embalse de Mazar han alcanzado varias veces niveles críticos, lo que ha forzado a implementar cortes de luz programados de hasta ocho horas en algunas zonas del país. La situación actual, agravada por los apagones nacionales de junio y septiembre de 2024, apunta a que el país podría enfrentar nuevamente largos periodos de racionamiento eléctrico si no se toman medidas inmediatas.
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