La Federación de Transportes Urbanos de Guayaquil (Fetug) anunció el 12 de septiembre de 2024 la suspensión del paro parcial de buses urbanos que afectó la ciudad durante cuatro días. Sin embargo, el gremio de transportistas condiciona la medida y solicita una reunión con el alcalde de Guayaquil, Aquiles Álvarez, para tratar sus demandas, entre ellas el aumento del pasaje a USD 0,45 y el rechazo a la implementación de la tarjeta única de recaudo.
En una rueda de prensa en la sede de la Fetug, Christian Sarmiento, presidente del gremio, confirmó que los transportistas reanudarán las operaciones, aunque subrayó que “esto no se acaba, esto recién empieza”, haciendo referencia a que la suspensión del paro es temporal y que continuarán insistiendo en sus reclamos ante la Agencia de Tránsito Municipal (ATM). Sarmiento criticó duramente al alcalde Álvarez, acusándolo de “mentiroso” y de politizar el conflicto del transporte.
El dirigente aseguró que las cooperativas que participaron en el paro son mayoría dentro del sector, y desmintió la versión de la ATM sobre una supuesta división en el gremio. En la rueda de prensa, estuvo acompañado de conductores y propietarios de cooperativas, quienes coreaban consignas contra Álvarez, exigiendo un diálogo que permita llegar a un acuerdo sobre las tarifas y las condiciones del servicio.
Uno de los puntos de conflicto entre la Fetug y el Municipio de Guayaquil es el incremento de la tarifa de transporte urbano, que actualmente se encuentra en USD 0,30. Los transportistas exigen que el pasaje suba a USD 0,45, una cifra que consideran justa en vista de los costos operativos y de mantenimiento de las unidades. Además, han manifestado su desacuerdo con la implementación de la tarjeta única de recaudo, un sistema de pago digital que el Municipio planea implementar a través de la empresa privada STG, lo que, según Sarmiento, podría generar un “negocio a expensas del bolsillo de los transportistas”.
Sarmiento también expresó que, aunque no se oponen a modernizar las unidades y equiparlas con aire acondicionado e internet, estos cambios implicarán inversiones significativas que requerirán varios años para completarse. El dirigente estimó que en un plazo de dos años podrían renovarse unas 400 unidades, las cuales tendrían una vida útil de 20 años.
El paro parcial de buses, que inició el 8 de septiembre, dejó a miles de usuarios de transporte público en Guayaquil sin una alternativa efectiva, lo que obligó a muchos a recurrir a taxis, camionetas y furgonetas para movilizarse. Según la ATM, el 65% de las cooperativas de buses ya estaban operativas al 12 de septiembre, lo que representaba 1.700 unidades de las 2.500 habilitadas, cubriendo 73 rutas en la ciudad.
Manuel Salvatierra, gerente de la ATM, aseguró que, aunque más buses estaban en circulación, la normalidad en el servicio aún no se había restablecido completamente. “Se ven más buses, pero aún no hay normalidad plena”, comentaron usuarios de transporte en la ciudad.
Acuerdos fallidos y tensiones internas
El paro reflejó divisiones dentro del gremio de transportistas. Mientras Christian Sarmiento se ausentó de una reunión clave convocada por el Municipio el miércoles 11 de septiembre, otros dirigentes, como Alberto Arias, exasambleísta del correísmo y cercano al alcalde Álvarez, sí asistieron y acordaron con la ATM mantener mesas de diálogo para discutir la posible alza del pasaje.
Arias y los transportistas que asistieron al encuentro se mostraron dispuestos a dialogar bajo la condición de que el aumento de la tarifa se vincule a una mejora tangible en el servicio, que incluiría la instalación de aire acondicionado en las unidades y la implementación de la tarjeta magnética “Guayaca” para el pago de los pasajes.
Por su parte, Sarmiento insistió en que la autoridad municipal busca beneficiar a la empresa privada STG mediante la administración del sistema de recaudo. Según sus declaraciones en una entrevista televisiva con Ecuavisa, los transportistas temen que este sistema centralizado afecte negativamente sus ingresos.
El futuro del transporte urbano en Guayaquil sigue siendo incierto. Aunque el paro ha finalizado de manera temporal, las demandas de los transportistas permanecen sin resolverse completamente. La insistencia en una reunión con el alcalde Álvarez y la ATM podría abrir un nuevo capítulo de negociaciones, pero la falta de acuerdos hasta ahora sugiere que las tensiones persisten.
El Municipio de Guayaquil, por su parte, se mantiene firme en su postura de condicionar cualquier aumento de tarifas a mejoras en el servicio, una medida que podría beneficiar a los usuarios a largo plazo, pero que genera resistencia entre los transportistas debido a los costos adicionales que implican las modernizaciones.
La suspensión temporal del paro de buses en Guayaquil alivia momentáneamente a los usuarios del transporte público, pero la posibilidad de nuevas protestas y paralizaciones sigue latente. Las negociaciones entre la Fetug, la ATM y el Municipio serán claves para definir el futuro del transporte urbano en la ciudad, en medio de un tenso “tira y jale” entre las demandas de los transportistas y las exigencias de mejora del servicio por parte del gobierno local.