Una mujer de 67 años, identificada como Miryam, ha llamado la atención en redes sociales tras confesar que ha logrado comprarse dos casas con las ganancias de su peculiar “emprendimiento”: vender chismes a sus vecinos. Residente de Armenia, Colombia, Miryam ha convertido el cotilleo en su fuente de ingresos, y muchos en su comunidad incluso agradecen su “servicio”.
A través de un video publicado por la influencer Lady Daniella en TikTok, se dio a conocer la historia de esta mujer que se dedica a recolectar y vender información sobre sus vecinos, cobrando entre 5.000 y 10.000 pesos colombianos por lo que ella llama “chismes suaves”. Dependiendo de la naturaleza del chisme, las tarifas pueden subir.
Miryam se muestra meticulosa con su “trabajo”: lleva una libreta donde anota cada detalle de lo que escucha, y en su casa tiene un tablero con fotos de vecinos, que organiza según sus conexiones. “Yo puedo estar hablando con usted, pero mis orejitas están bien paradas para escuchar lo que dicen aquí y allá”, afirma.
Aunque los chismes tienen una reputación negativa, estudios recientes de las universidades de Maryland y Stanford sugieren que no todo es malo. Según los investigadores, el intercambio de información personal sobre terceros puede tener un “beneficio social”, ayudando a conectar a las personas cooperativas y evitar a las egoístas.
Un estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias reveló que los chismes pueden disuadir el egoísmo, pues quienes escuchan estos relatos modifican su comportamiento para no ser blanco de futuras habladurías. Así, los chismosos ejercen una influencia que fomenta la cooperación en su entorno.
La historia de Miryam, aunque atípica, refleja cómo una actividad generalmente despreciada puede transformarse en un “negocio” lucrativo. Con su libreta en mano y su oído atento, ha convertido el chisme en una forma de vida, demostrando que incluso las actividades más inusuales pueden tener un impacto significativo en la sociedad.
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