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¿SON REALMENTE LOS EUCALIPTOS EL ‘COMBUSTIBLE’ DE LOS INCENDIOS FORESTALES EN QUITO?

Los eucaliptos, clasificados como plantas pirófitas por su capacidad de resistir al fuego, han sido señalados en redes sociales como los responsables directos de los recientes incendios forestales en Quito. Sin embargo, la realidad es más compleja, y si bien estos árboles pueden contribuir a la propagación del fuego, no son necesariamente la causa primaria de los incendios.

Una relación más compleja con el fuego

Cada vez que ocurre un incendio forestal en Quito, como el devastador siniestro en Guápulo en septiembre de 2024, la atención pública se vuelca hacia el ambiente, y en este caso, se ha culpado a los eucaliptos. Estos árboles, introducidos en Ecuador hace más de un siglo, son conocidos por ser resistentes al fuego. Según el biólogo Martín Bustamante, director del Zoológico de Quito, “cuando un eucalipto no es cosechado, sus hojas se acumulan año tras año, lo que junto a las condiciones climáticas de sequía, crea un ambiente propicio para la combustión”.

No obstante, aunque los eucaliptos tienen una reputación de ser altamente inflamables debido a sus aceites naturales y la acumulación de hojarasca, no son los únicos responsables. Un informe del World Wildlife Fund (WWF) señala que el riesgo de incendios no depende únicamente de la presencia de especies pirófitas, sino también de factores climáticos como la sequía, altas temperaturas, y la falta de una gestión adecuada del paisaje forestal. Estos factores amplifican la capacidad de propagación del fuego, pero las plantas, en sí mismas, no generan autocombustión.

Eucaliptos: ¿el único problema?

Es cierto que la especie Eucalyptus globulus, que abunda en la Sierra ecuatoriana, fue introducida con fines madereros debido a su rápido crecimiento, y se ha extendido en áreas que carecen de un control efectivo. Como Bustamante aclara, “los eucaliptos que fueron plantados inicialmente para producción han sido abandonados en muchos casos, lo que convierte a sus hojas en una fuente de combustible cuando las condiciones son secas”.

Sin embargo, culpar solo a los eucaliptos por los incendios forestales en Quito es una simplificación. Los expertos coinciden en que la “mala gestión del paisaje y la vegetación”, sumada a los efectos del cambio climático, son los principales detonantes de estas emergencias. La falta de políticas públicas para la planificación coherente del territorio ha permitido que especies como el eucalipto se propaguen sin control, incrementando el riesgo de incendios en épocas de sequía extrema, como la que actualmente enfrenta Ecuador.

Lecciones del incendio en Guápulo

El reciente incendio en Guápulo, que afectó gravemente el cerro Auqui y otras zonas aledañas, dejó a siete personas heridas, forzó evacuaciones y deterioró la calidad del aire en la capital hasta niveles peligrosos. Este desastre subraya la necesidad de revisar las políticas de reforestación y gestión del paisaje en Quito.

Bustamante advierte que los eucaliptos, en combinación con el abandono ambiental y las condiciones climáticas extremas, son una mezcla peligrosa. Reforestar con especies nativas podría ser una solución a largo plazo para evitar que el fuego encuentre tan fácilmente “combustible” en futuras emergencias.

El alcalde de Quito, Pabel Muñoz, ha declarado que la ciudad buscará acceder a fondos internacionales, con la esperanza de recaudar hasta USD 1 millón, para implementar un “gran programa de reforestación” que privilegie especies nativas en lugar de eucaliptos y pinos, promoviendo así una recuperación sostenible de las áreas afectadas.

En resumen, aunque los eucaliptos juegan un papel en la propagación de incendios, los verdaderos culpables son las políticas deficientes de gestión forestal y las condiciones climáticas adversas que crean un ambiente propicio para que el fuego se extienda con rapidez.

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