Un reciente estudio llevado a cabo por la London School of Economics ha revelado un sorprendente hallazgo: las mujeres solteras y sin hijos reportan mayores niveles de felicidad y éxito en comparación con aquellas que están casadas o tienen hijos. Esta investigación, basada en una muestra de más de 5.000 mujeres, desafía las percepciones tradicionales sobre la realización personal y el éxito femenino.
Según el profesor Paul Dolan, experto en ciencias del comportamiento de la London School of Economics, las mujeres que nunca se casaron ni tuvieron hijos son “más saludables y felices”. Este estudio indica que estas mujeres experimentan menos estrés, tienen más tiempo para desarrollarse profesionalmente y disfrutan de una mayor libertad para tomar decisiones que impactan su bienestar personal. Dolan incluso sugiere que las mujeres solteras viven más tiempo y ganan más dinero, en comparación con las que están casadas o tienen hijos.
El estudio también reveló que, en el caso de los hombres, el matrimonio parece tener el efecto contrario. Los hombres casados reportan ser más felices y exitosos, y atribuyen este éxito a la estabilidad emocional y al apoyo que reciben de sus esposas. En este sentido, el matrimonio parece proporcionar a los hombres una mayor sensación de seguridad y permite que tomen decisiones importantes con mayor confianza.
Dolan destaca que, mientras que las mujeres casadas a menudo sacrifican tiempo personal para cuidar a la familia, los hombres casados delegan responsabilidades domésticas, lo que les permite enfocarse en sus proyectos personales y profesionales. Este desequilibrio en la distribución de las tareas domésticas puede generar más estrés para las mujeres, lo que influye en sus niveles de satisfacción y bienestar.
El estudio también toca un punto crucial sobre el bienestar emocional de las mujeres: la importancia del amor propio. Desde temprana edad, a muchas mujeres se les enseña a cuidar y preocuparse por los demás, sin embargo, el autocuidado suele quedar en un segundo plano. Practicar el amor propio implica tratarse a sí mismas con el mismo cariño y respeto que otorgan a sus seres queridos.
El amor propio no es un lujo ni una indulgencia, sino una necesidad para mantener el bienestar emocional. Cuidarse a sí mismas no debería verse como una obligación o un trabajo, sino como una acción natural y necesaria. Dolan enfatiza que las mujeres deben liberarse de la culpabilidad asociada al autocuidado, ya que priorizar el bienestar personal no es egoísmo, sino un componente clave para alcanzar la felicidad.
Aunque las conclusiones de este estudio pueden generar debate, especialmente en cuanto a las expectativas tradicionales de las mujeres en roles familiares, es indudable que destaca la importancia del bienestar individual. Al fomentar el amor propio y la independencia, muchas mujeres están encontrando nuevas formas de realizarse y tener éxito, más allá de las expectativas sociales de matrimonio y maternidad.
El estudio pone de relieve la necesidad de que las mujeres tengan la libertad de definir su felicidad en sus propios términos, sin la presión de cumplir con las normas convencionales sobre el éxito y la realización personal.