China es reconocida como una potencia tecnológica y cuna de la innovación. Entre sus monumentales construcciones destaca la Presa de las Tres Gargantas, una obra de ingeniería que no solo genera enormes cantidades de energía, sino que también previene inundaciones en la región.
Ubicada sobre el río Yangtsé, el más largo de China, esta planta hidroeléctrica es la más grande del mundo, con una capacidad instalada de 22,500 MW. La Fundación Aqua, que promueve modelos sostenibles, ha señalado que esta fuente de energía renovable ha reducido aproximadamente 100 millones de toneladas de dióxido de carbono, contribuyendo al mejoramiento ambiental del país. Además, la energía generada ha impulsado el desarrollo económico y social, transportándose hacia las zonas costeras orientales.
No obstante, a pesar de sus beneficios ambientales y económicos, la Presa de las Tres Gargantas ha tenido un impacto inesperado: ha alterado la rotación de la Tierra. Según la revista científica IFLScience, esta imponente estructura ha afectado ligeramente la inercia de nuestro planeta, ralentizando el tiempo en que la Tierra gira sobre su propio eje.
La NASA ha confirmado este fenómeno, señalando que la construcción ha aumentado la duración de los días en 0,06 milésimas de segundo y desplazado el polo terrestre unos 2 centímetros. Aunque estos cambios son imperceptibles en la vida cotidiana, evidencian el poder que grandes proyectos de infraestructura pueden tener sobre el planeta.