El papa Francisco anunció este domingo 6 de octubre el nombramiento de 21 nuevos cardenales, entre los que destaca el arzobispo de Guayaquil, Luis Gerardo Cabrera Herrera. Con este nombramiento, Cabrera se convierte en el sexto cardenal en la historia de Ecuador, consolidando su posición dentro de la Iglesia Católica.
Luis Gerardo Cabrera, originario de Azogues y nacido el 11 de octubre de 1955, inició su vocación religiosa en la orden de los Franciscanos, siendo ordenado sacerdote en 1983. Posteriormente, en 2009, fue designado como arzobispo de Cuenca por el papa Benedicto XVI, y en 2015 asumió el cargo de arzobispo de Guayaquil tras ser nombrado por el papa Francisco.
Este nombramiento forma parte de una estrategia más amplia del pontífice para preparar su sucesión en un futuro cónclave, ya que 20 de los nuevos cardenales nombrados serán electores, es decir, tienen derecho a voto en caso de elegir a un nuevo papa. El papa Francisco ha reforzado el peso de Sudamérica en el Vaticano con este nombramiento, además de otros cuatro cardenales en la región, procedentes de Argentina, Chile, Perú y Brasil.
Históricamente, Ecuador ha contado con otros cinco cardenales: Antonio González Zumárraga, Bernardino Echeverría Ruiz, Pablo Muñoz Vega, Carlos María Javier de la Torre y Raúl Vela Chiriboga.
La designación de nuevos cardenales, como Cabrera, se enmarca dentro del fortalecimiento de la presencia de América Latina en la jerarquía de la Iglesia Católica, asegurando su influencia en la sucesión papal. Con estos nuevos nombramientos, el número de cardenales electores de Sudamérica asciende a 14, a medida que algunos purpurados mayores de 80 años, como el venezolano Baltazar Enrique Porras, pronto perderán su derecho a voto.
Este evento también subraya el papel crucial que desempeñan los cardenales en la estructura de la Iglesia, ya que son los responsables de elegir al próximo papa tras la muerte o renuncia de su predecesor. De los 235 cardenales actuales, solo 122 tienen derecho a voto, de los cuales 112 han sido designados por el papa Francisco, consolidando su influencia en el Vaticano.
Este nombramiento marca un hito importante para la Iglesia en Ecuador y refuerza la relevancia del país en el escenario religioso global.
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