El Centro Nacional de Control de Energía (Cenace) advirtió el 2 de octubre de 2024 sobre el riesgo de apagones forzosos si el Gobierno continuaba con su decisión de reducir los cortes programados a solo cuatro horas diarias. Sin embargo, el Ejecutivo mantuvo la medida, poniendo en peligro la estabilidad del embalse de Mazar, esencial para la generación hidroeléctrica.
Cenace indicó que esta reducción podría llevar a racionamientos sin control en el sistema eléctrico, lo que dejaría a miles de hogares sin suministro eléctrico y sin un cronograma definido. La situación se agrava por la suspensión de las exportaciones de energía desde Colombia, que proveía entre el 10% y 15% de la demanda eléctrica de Ecuador.
A pesar de estas advertencias, el Gobierno anunció el 1 de octubre la reducción de los cortes de luz, que en algunas zonas habían llegado hasta las 12 horas diarias. Esta decisión sorprendió a expertos como Gabriel Secaira, quien advirtió que la falta de previsión podría generar cortes prolongados y caóticos.
El embalse de Mazar, que abastece al Complejo Hidroeléctrico Paute, ha visto descender peligrosamente sus niveles de agua. Según Cenace, si el nivel sigue disminuyendo, la operación de la planta se verá comprometida, lo que podría ocurrir para el 12 de octubre, cuando el embalse alcance un nivel crítico de 2.110 metros sobre el nivel del mar. Este escenario obligaría a realizar cortes de luz sin previo aviso, afectando tanto a hogares como a industrias.
Para paliar el déficit, el Gobierno ha optado por racionar la electricidad en el sector industrial. Desde el 5 de octubre, empresas de Ambato y Cuenca han reportado cortes de hasta 10 horas, mientras que a los mayores consumidores de energía se les ha impuesto un racionamiento del 50%. Sin embargo, expertos como Ricardo Buitrón señalan que esta medida no será suficiente para compensar la pérdida de energía colombiana.
Aún persisten incertidumbres en torno a la implementación de estos racionamientos, y el Ministerio de Energía no ha emitido un comunicado oficial aclarando cómo afectarán a las industrias o si la medida será extendida.
Este panorama coloca a Ecuador en una situación crítica, donde las decisiones gubernamentales podrían agravar la crisis energética, afectando tanto a la producción industrial como a los hogares.
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