Los grupos criminales Los Tiguerones y Los Lobos representan una amenaza significativa en una nueva fase de insurgencia criminal en Ecuador. Estas bandas, con entrenamiento militar y acceso a explosivos como el C-4, muestran capacidades para desafiar al Estado de manera frontal. Los Tiguerones, influenciados por disidencias de las FARC en Colombia, y Los Lobos, con un alcance territorial extendido y vínculos internacionales, están en el centro de una creciente crisis de violencia.
Renato Rivera, director del Observatorio Ecuatoriano de Crimen Organizado (OECO), destaca que la insurgencia criminal en América Latina evoluciona en fases. En Ecuador, estas bandas están avanzando hacia una tercera fase: la confrontación directa con el Estado, como lo evidencian los recientes ataques armados y el uso de explosivos en Guayas, El Oro y otras provincias. El control de territorios clave, como puertos y áreas mineras ilegales, refuerza su poder económico y territorial.
El Gobierno ha respondido con la implementación de nuevos estados de excepción, que buscan frenar la creciente ingobernabilidad. Sin embargo, expertos advierten que, sin abordar la corrupción estatal y el lavado de activos, las medidas seguirán siendo insuficientes para combatir esta amenaza creciente.