El expresidente de Estados Unidos y precandidato republicano, Donald Trump, ha hecho una promesa contundente en su campaña, asegurando que llevará a cabo la “mayor deportación” de migrantes en la historia del país si vuelve a la Casa Blanca después de las elecciones del 5 de noviembre.
Según él, esto es necesario porque, en sus palabras, permitir la entrada de millones de personas, incluyendo algunas que considera muy malas, a través de la frontera sur no es sostenible y conducirá a la destrucción del país. Esta declaración la hizo durante un mitin en Waukesha, Wisconsin, el 1 de mayo de 2024.
Una vez más, Trump ha dirigido sus críticas hacia su rival político, el presidente demócrata Joe Biden, acusándolo de mantener una política de fronteras abiertas en los últimos cuatro años, lo que ha resultado en lo que él denomina una “invasión” de migrantes.
Estas declaraciones se dan un día después de que se publicara una entrevista con la revista Time, donde detalló su plan de desplegar al Ejército para perseguir y detener a migrantes indocumentados en caso de ganar las elecciones.
También se ha dejado entrever la posibilidad de construir nuevos campos de detención para migrantes, aunque no lo considera una prioridad, ya que su enfoque principal es deportarlos rápidamente.
Trump, quien ganó las elecciones en 2016 con la promesa de construir un muro en la frontera con México, ha vuelto a poner el tema de la migración en el centro de su campaña, dada su relevancia entre los votantes.
Aprovechando un receso en su juicio penal en Nueva York, Trump ha centrado su campaña en estados clave como Wisconsin y Míchigan, donde está en una posición prácticamente empatada con Biden en las encuestas.
El magnate neoyorquino ya había visitado estos estados en abril, reiterando su enfoque en la migración al acusar al actual presidente de haber provocado una crisis en la frontera.
La Administración de Biden ha revertido algunas de las políticas migratorias de Trump, como la facilitación de devoluciones rápidas de migrantes y la implementación de programas de permisos humanitarios para personas de varios países, mientras que ha restringido las solicitudes de asilo en la frontera.
Sin embargo, el flujo migratorio irregular sigue siendo un desafío importante, con más de dos millones de personas arrestadas el año pasado al cruzar la frontera sur de Estados Unidos.
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