A pocos días de cumplir seis meses al frente de la Contraloría General del Estado, Mauricio Torres ha centrado sus esfuerzos en “poner en orden la casa”. Esta institución, bajo la dirección de contralores subrogantes durante más de seis años, está ahora bajo el liderazgo de Torres, el primer contralor seleccionado mediante un concurso de méritos y oposición en ese periodo.
En una entrevista con PRIMICIAS, Torres detalló las dificultades de asumir el control de una entidad manejada durante 14 años por Carlos Pólit y Pablo Celi, ambos sentenciados por corrupción. Torres habló de una “refundación” de la Contraloría, con la esperanza de eliminar la imagen de corrupción que ha empañado a la institución.
Torres reveló que durante su gestión se han realizado investigaciones y auditorías internas, descubriendo irregularidades que van desde funcionarios que solicitaban pagos por eliminar información de exámenes especiales, hasta informes caducados y desaparecidos.
Actos simbólicos y cambios estructurales
Uno de los actos simbólicos de Torres ha sido cubrir los retratos de los excontralores sentenciados, Carlos Pólit y Pablo Celi, en el salón de contralores. “Estamos refundando la Contraloría. Es el momento de ir por un nuevo camino, un nuevo rumbo”, afirmó Torres, quien ha impulsado también un cambio en la imagen institucional, incluyendo el rediseño del logo.
Para mejorar la situación, Torres ha tomado decisiones drásticas, como la remoción de todos los directores nacionales, sustituyéndolos por personal interno de mandos medios y profesionales provenientes de la academia, incluyendo compañeros de la Universidad Central.
Problemas y soluciones internas
Torres también describió los problemas encontrados con el personal, incluyendo la presencia de “vacunadores” que solicitaban dinero para modificar informes y la complicidad de estudios jurídicos con empleados de la Contraloría. “Estamos empezando una nueva era, pero todavía tenemos rezagos de lo que fueron esas dos administraciones”, señaló.
Hasta el momento, 26 funcionarios de la Contraloría están bajo investigación, algunos en calidad de testigos protegidos. Torres ha optado por cambiar a estos empleados de unidades hasta que se aclaren sus situaciones legales. “Hemos detectado casos graves, como servidores que cobraban las coactivas en cuentas de sus esposas o que desaparecieron procesos completos”, indicó.
Auditorías y transparencia
Torres ha impulsado la realización de auditorías internas en las direcciones más sensibles, con el objetivo de identificar las causas de la caducidad de informes y determinar responsabilidades. “Hemos vuelto a hacer auditorías, es decir, un examen a otro examen de la Contraloría”, explicó Torres, mencionando casos emblemáticos como el de la Refinería del Pacífico, donde se encontraron irregularidades.
Además, Torres implementó sistemas de alerta en todas las direcciones para evitar la caducidad de exámenes y la prescripción de procesos. “Si algo caduca con estos sistemas de alerta, es porque ya existe mano negra”, advirtió Torres, destacando que se están revisando aproximadamente 3.000 informes caducados, que representan cientos de millones de dólares.
Una nueva era en la Contraloría
Mauricio Torres está decidido a enfrentar los rezagos de administraciones anteriores y a llevar a la Contraloría por un nuevo rumbo de transparencia y eficiencia. “Nos toca solucionar problemas de la administración anterior, en la que nunca tuvieron la valentía de sacar procesos. Lo estoy haciendo yo, me toca dar la cara porque para eso estoy aquí”, concluyó.
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