Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE), ha manifestado su preocupación ante la reciente propuesta del Gobierno de Daniel Noboa de liberar los precios de los combustibles. Esta medida forma parte del acuerdo alcanzado con el Fondo Monetario Internacional (FMI), y según Iza, podría desencadenar movilizaciones en todo el país.
En una conferencia de prensa realizada el pasado miércoles, Iza expresó que la liberación de los precios de los combustibles tendría un impacto negativo en los sectores más vulnerables de la sociedad ecuatoriana. “No podemos permitir que las decisiones económicas del gobierno sigan golpeando a los más pobres”, declaró. “Si el gobierno no rectifica, no descartamos la posibilidad de movilizaciones a nivel nacional”.
La propuesta del gobierno de Noboa busca eliminar los subsidios a los combustibles, lo que permitiría que los precios se determinen por el mercado. Según el ejecutivo, esta medida es crucial para estabilizar la economía y cumplir con los compromisos adquiridos con el FMI. Sin embargo, desde la CONAIE argumentan que la eliminación de los subsidios aumentará el costo de vida y perjudicará a las comunidades indígenas y campesinas, que ya enfrentan dificultades económicas.
Iza llamó a un diálogo nacional para discutir alternativas que no afecten a las poblaciones más desfavorecidas. “Es necesario buscar soluciones que no profundicen la desigualdad”, afirmó. También hizo un llamado a la unidad de los diferentes movimientos sociales y organizaciones para preparar una respuesta conjunta en caso de que el gobierno avance con su propuesta sin considerar las consecuencias para los sectores populares.
La posibilidad de nuevas movilizaciones recuerda a las protestas de octubre de 2019, cuando la CONAIE lideró una serie de manifestaciones en contra de la eliminación de subsidios a los combustibles implementada por el gobierno de Lenín Moreno. Aquellas protestas resultaron en un acuerdo que restableció temporalmente los subsidios, pero la situación económica del país sigue siendo frágil.
La tensión entre el gobierno y los movimientos sociales parece aumentar, y la posibilidad de movilizaciones podría poner a prueba nuevamente la estabilidad política y social del Ecuador.
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