Thomas Mathew Crooks, de apenas 20 años, intentó asesinar a Donald Trump, marcando un hito en la historia de Estados Unidos como uno de los más jóvenes en intentar un magnicidio desde el atentado contra Ronald Reagan en 1981. Crooks atacó al expresidente Trump (2017-2021) durante un mitin en Butler, Pensilvania, hiriéndolo levemente en la oreja derecha.
El joven tirador fue abatido por agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos segundos después de disparar aproximadamente ocho tiros desde un tejado a unos 200 metros de distancia. Crooks usó un rifle AR-15 adquirido legalmente por su padre. Lo curioso es que Crooks pudo haber sido detenido antes del ataque. Según fuentes citadas por CNN, fue visto por autoridades locales cerca de los detectores de metales de la Agencia de Seguridad del Transporte (TSA) en la entrada al evento. La Policía comunicó esta información al Servicio Secreto.
Testigos fuera del evento también alertaron a las autoridades sobre un hombre armado en la azotea. Pocos momentos después, comenzaron los disparos, según relataron testigos a los medios.
El Servicio Secreto de EE.UU. (USSS), encargado de la seguridad de Trump, ha sido cuestionado por su manejo del incidente. En el vehículo y en la residencia de Crooks se encontraron explosivos, aunque no se ha revelado su potencia.
El Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha citado a una audiencia el 22 de julio a la directora del USSS, Kimberly Cheattle. Ella deberá declarar sobre las circunstancias del ataque y explicar cómo un joven sin entrenamiento militar estuvo a punto de cometer un magnicidio y puso en jaque al país.
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