Cada 26 de septiembre, Ecuador se viste de gala para celebrar uno de sus símbolos patrios más queridos: la Bandera Nacional. Este emblema tricolor, con sus franjas amarilla, azul y roja, es mucho más que una simple tela ondeando al viento; es un reflejo de la historia, la identidad y el espíritu de la nación ecuatoriana.
La historia de la Bandera de Ecuador se remonta al 26 de septiembre de 1860, cuando el ilustre doctor Gabriel García Moreno, figura fundamental en la historia del país, adoptó el Tricolor Gran Colombiano como emblema nacional. Sin embargo, fue el “Viejo Luchador”, Eloy Alfaro, quien el 7 de noviembre de 1900 autenticó y nacionalizó nuestra Bandera tal como la conocemos hoy en día: con los colores amarillo, azul y rojo en franjas horizontales y con una latitud doble de estos colores. Además, se estableció su uso oficial junto al Escudo de Armas en el centro del Pabellón Nacional.
Cada uno de los tres colores de la Bandera tiene un significado profundo y simbólico. El amarillo, que se encuentra en la franja superior, simboliza el oro, la riqueza y los recursos naturales que abundan en el suelo ecuatoriano, recordándonos la inmensa biodiversidad y la abundancia de tesoros naturales que posee nuestra tierra.
El azul, presente en la franja central, representa tanto al vasto océano que baña las costas ecuatorianas como al hermoso cielo que cubre nuestro territorio. Es un recordatorio de la geografía única del país, que se extiende desde el océano Pacífico hasta la selva amazónica, pasando por majestuosas cordilleras.
Finalmente, el rojo, que ocupa la franja inferior, simboliza la sangre valiente derramada por nuestros héroes en las luchas libertarias que forjaron nuestra independencia y soberanía. Es un tributo a la valentía y el sacrificio de quienes lucharon por un Ecuador libre y autónomo.
En el Día de la Bandera, los ecuatorianos se unen para conmemorar este importante símbolo de la nación, recordando su historia y significado. A lo largo de los años, la Bandera Nacional ha ondeado en innumerables momentos de orgullo y unidad, y continúa siendo un recordatorio constante de la diversidad y grandeza de Ecuador.
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