Durante milenios, la Palmera Datilera de Judea fue un componente esencial en toda la región de Oriente Medio, destacándose por su versatilidad en la alimentación, medicina, construcción y fabricación de mobiliario, indumentaria y calzado.
Sin embargo, un dato sorprendente es que esta especie se extinguió por completo hace aproximadamente mil años, dejando un vacío en las prácticas y la cultura de la región. La “Phoenix dactylifera”, conocida como “palmera datilera”, tenía un origen incierto, ubicado comúnmente en el norte de África, Egipto y el Golfo Pérsico.
El descubrimiento de semillas antiguas en 1963 por el arqueólogo Yigael Yadin en Masada, una fortaleza emblemática de la resistencia a la invasión romana, marcó un hito en la historia. Yadin encontró una jarra con semillas de dátiles de unos 2000 años de antigüedad durante sus excavaciones.
Curiosamente, estas semillas quedaron olvidadas en un cajón hasta el año 2005. A partir de entonces, se emprendieron esfuerzos para revivir esta antigua especie. Las semillas se plantaron y, sorprendentemente, han brotado nuevas palmeras, llevando de vuelta a la vida a las Palmeras Datileras de Judea.
Este renacimiento ha generado un notable impacto, permitiendo nuevamente la recolección de frutos comestibles de estas palmeras que habían sido extintas durante tanto tiempo. Esta recuperación no solo es un logro botánico sino también una conexión revivida con la historia y la cultura de la región.
El resurgimiento de la Palmera Datilera de Judea representa un hito en la preservación de especies y una oportunidad para revitalizar prácticas y conocimientos ancestrales, así como una oportunidad para celebrar la resiliencia de la naturaleza y su capacidad para volver a florecer incluso después de mil años de ausencia
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