La Asamblea Nacional de Ecuador concluyó este 29 de febrero de 2024 la sesión que marcó el juicio político al vocal del Consejo de la Judicatura (CJ), Fausto Murillo, y al exvocal Juan José Morillo. Sin embargo, antes de que se reanudara el debate, la presidenta (e) Viviana Veloz, del movimiento Revolución Ciudadana, ordenó la lectura de un oficio enviado por la vocal suplente de Murillo en la Judicatura, Elsy Celi, donde presentaba su renuncia de manera irrevocable.
En la carta, Celi negó cualquier afiliación o afinidad con el Partido Social Cristiano (PSC), desmontando así uno de los argumentos utilizados por algunos asambleístas para oponerse a la censura y destitución de Murillo. “Para que se les acabe el pretexto y con la finalidad de que se dé paso a una renovación profesional y seria del Consejo de la Judicatura”, expresó Celi como justificación de su renuncia.
Tanto Celi como Fausto Murillo fueron elegidos de la terna enviada por la Asamblea para conformar la Judicatura. Ante la renuncia de Celi y la censura y destitución de Murillo, el Legislativo deberá enviar una nueva terna para reemplazarlos.
La ‘jugada’ de la mayoría parlamentaria resultó efectiva. A pesar de que hasta la noche anterior no se contaba con los 92 votos necesarios para la censura de Morillo y mucho menos para la censura y destitución de Murillo, la renuncia de Celi cambió el panorama. Esto abrió la posibilidad de que la nueva terna para elegir al vocal de la Judicatura se conforme con nombres afines a las bancadas de mayoría.
Vicente Taiano, del Partido Social Cristiano, consideró que este nuevo escenario es una oportunidad para proponer una terna “del más alto nivel”, con personas que no tengan relación o dependencia con partidos políticos.
Finalmente, la estrategia dio sus frutos con 102 votos a favor de la moción de censura para Morillo y de censura y destitución de Fausto Murillo. Esta votación contó con el respaldo de la bancada correísta, socialcristiana, Acción Democrática Nacional (ADN) y algunos independientes. La algarabía y los festejos no se hicieron esperar entre los asambleístas, especialmente del PSC y el correísmo, quienes celebraron la votación como un triunfo en medio de un ambiente de júbilo y emoción.
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