Dúrov, de 39 años, fue detenido el pasado sábado en el aeropuerto de Le Bourget, cerca de París, después de llegar en un vuelo procedente de Bakú. La detención ha generado un gran interés mediático debido al papel crucial de Telegram en el entorno digital global, y la detención podría tener implicaciones significativas para la empresa y sus usuarios.

Según el comunicado de la Fiscalía, Dúrov es sospechoso de no haber tomado medidas suficientes para evitar el uso de Telegram con fines criminales, lo que ha permitido la proliferación de actividades ilegales en la plataforma, como la compra y venta de drogas y la distribución de material pedófilo.

Pável Dúrov, nacido en 1984 en San Petersburgo durante la era soviética, saltó a la fama como creador de VKontakte (VK), la mayor red social de Rusia, antes de lanzar Telegram. En los últimos años, Dúrov ha residido en Dubái y también posee pasaporte francés. La noticia de su detención ha suscitado numerosas especulaciones, especialmente en un momento de creciente escrutinio sobre las plataformas de mensajería cifrada.

El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró que la detención de Dúrov “no es una decisión política”, subrayando que la justicia francesa actuará con independencia. El juez de instrucción ha extendido la detención preventiva del magnate hasta el miércoles, cuando se decidirá si Dúrov enfrentará cargos formales o si será liberado.

Telegram ha sido una herramienta clave durante la guerra en Ucrania, utilizada tanto por políticos como por observadores de ambos bandos. Sin embargo, la plataforma también ha sido criticada por su falta de control sobre contenidos ilegales, lo que ha alimentado el debate sobre la responsabilidad de las plataformas digitales en la prevención de delitos.

La detención de Dúrov podría tener repercusiones importantes para Telegram, una empresa que se ha posicionado como una alternativa a las plataformas de mensajería estadounidenses, destacándose por su política de privacidad y su rechazo a la explotación comercial de los datos de los usuarios. Sin embargo, estas mismas características han hecho que la plataforma sea un refugio para actividades ilegales, lo que ahora pone a Dúrov en el centro de un complicado proceso judicial.